O martes pasado, Beatriz, a nai de Laura, veu á hora de ler. Trouxo con ela un exemplar do libro "El Camino", de Miguel Delibes.
Antes de proceder á lectura do capítulo XV, leunos un texto, do seu puño e letra, onde contaba as razóns desta elección.
Pedímoslle permiso para publicalo porque nos parece unha preciosidade, di así:
Cuando hace aproximadamente un mes, las profes nos invitaron a los padres a participar en la hora de lectura, me pareció una estupenda idea. Pensé que era la oportunidad de releer un libro ya releído que, como las buenas comidas, gusta de tomar un segundo plato.
Allá me fui al desván a recuperar mi viejo libro "El camino", de D. Miguel Delibes. Este libro había sido de obligada lectura, por aquellos años en que yo estudiaba bachillerato. Y como todo libro obligatorio, me pareció un tostón, casi interminable. Tanto, que cuando me examiné de la lectura de aquel libro, me pareció haberme liberado de una losa.
Fue pasados unos años cuando la vida seguía su discurrir, y ya trabajando, una compañera comentó: "El camino, un libro divertidísimo y entrañable. Cuánto disfruté de su lectura, al tiempo que me trasladó a la niñez". No puede ser!!, pensé yo. No podemos estar hablando del mismo libro. Mi amiga me invitó a leerlo por placer, para encontrarle otro sabor. Y allá me fuí, obediente, al desván a rebuscar entre las múltiples cajas de libros, hasta que lo encontré. Las hojas habían adquirido un cierto color sepia, pero, allí estaba.
Comencé la lectura. He de reconocer que las primeras treinta páginas, mientras el autor me presentaba el lugar y los personajes, se me hicieron, como el agua, incoloras, inodoras e insípidas. Las siguientes cien páginas ya tenían, como los refrescos, chispas, burbujas y el color que se me antojara: unos días limón y otros naranja. Y entre risas y carcajadas, fueron transcurriendo las horas de lectura.
El final de libro no os lo voy a contar, para que un día lo leais. Sólo decir que las últimas páginas son como la vida misma, unos días dulce y otros amarga.
MORALEJA:
El mismo libro, dos formas diferentes de afrontarlo, la primera vez fue una condena, la segunda, un placer.
Beatriz, ademais de agasallarnos coa súa lectura, tamén nos trouxo uns marcalibros personalizados moi orixinais. Deixámosvos unhas imaxes deste día tan especial:
Agora, gustaríame engadir algo a título persoal. Como mestra, síntome orgullosa da colaboración e a implicación de pais e nais na hora de ler e quero manifestar que xa ten efectos secundarios: Saúl, un neno da clase, rebuscou na súa casa ata que atopou "El Camino", de Miguel Delibes, está léndoo e amósao orgulloso polo colexio.
Está claro, non hai mellor maneira para animar á lectura que compartir cos nenos/as o significado que esas páxinas teñen para nós. Grazas, Beatriz; grazas, Carolina; grazas, Agustín; e grazas a todos/as os que nun futuro inmediato entraredes na nosa aula a compartir as vosas lecturas :-)
